La comunidad internacional y las organizaciones ambientales en este lado del mundo miran con temor el buque de almacenamiento de petróleo varado en el golfo de Paria, entre Trinidad y Tobago y Venezuela.
Si el Nabarima se hunde y el derrame no se contiene a tiempo, el desastre ambiental se extendería por todo el Caribe, incluyendo las costas de Puerto Rico. De acuerdo con la agencia de noticias EFE, este buque carga más de un millón de barriles de petróleo de la petrolera venezolana Pdvsa.
Las fotos del buque, según la agencia noticiosa, muestran cómo se hunde un poco más cada día, acercándose a la posibilidad de un derrame masivo de petróleo. Como si fuera poco, el barco está atrapado en un conflicto político internacional, pues la razón por la cual está varado es porque fue supuestamente abandonado cuando Estados Unidos impuso sanciones al gobierno de Venezuela.
Julio Morel, profesor de oceanografía química del Departamento de Ciencias Marinas del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RUM), dijo que de hundirse este buque y no contenerse a tiempo el derrame, el riesgo para las costas de Puerto Rico es real.
“El barco tiene una cantidad significativa de petróleo. Son 1.3 millones de barriles. El riesgo actual de que haya un derrame no está muy claro”, relató al explicar que la información divulgada apunta a que el barco no se ve derecho precisamente porque lo están reparando por uno de sus lados.
Afirmó que de hundirse el Nabarima, “provocaría un derrame mayor si no se contiene y si no hay una respuesta coordinada”.
Las corrientes del mar Caribe, explicó, provocan que lo que sale flotando desde las costas de Venezuela puede llegar a esta zona caribeña en unas tres semanas.
“El ecosistema del Caribe es como un arco. A pesar de que son países diferentes, en términos de organismos y en términos de la física están conectados. Hay una corriente del Caribe que pasa por esas islas y llega aquí. En mes y medio, lo que salga flotando —sin tener motor— va a llegar aquí”, explicó el también director del Caribbean Regional Association for Coastal Ocean Observing (Caricoos).
El impacto, señaló Morel, podría ser directo e indirecto, pues se afectaría también el turismo en estas islas vecinas, muchas de las cuales dependen de este renglón de la economía para subsistir.
“Son economías sensibles porque son basadas en turismo y sufrirían con un accidente de esa magnitud que no se atienda correctamente”, afirmó.
Golpe a la costa sur
Por su parte Samuel Suleimán, de la Sociedad Ambiente Marino, manifestó por su parte que un derrame de este nivel afectaría principalmente las aguas del sur de la Isla, un área golpeada desde enero por los terremotos.
“Con lo que pasó a principio de año con los terremotos —donde hubo eventos en el área de Guánica— si le añadimos que tenemos una enfermedad que viene reflejándose en Puerto Rico —que es el virus de coral que está matando de forma acelerada los corales— tenemos un panorama incómodo”, explicó, al indicar que este virus se ha identificado en los corales a lo largo del Caribe y, por ende, en Puerto Rico.
Aunque el impacto inicial sería en el sur, reconoció que “podría cubrir el resto de la Isla. Inicialmente se podrán detectar las aguas contaminadas en el sur, pero una vez sigan las corrientes, se extiende”.
Sin jurisdicción
Melvin Menéndez, jefe del área de emergencia ambiental del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), indicó que ahora mismo ni Puerto Rico ni la Guardia Costera tienen jurisdicción sobre este buque que se encuentra a 550 millas náuticas de la Isla. La zona sobre la que tienen jurisdicción se extiende por 200 millas náuticas, informó.
“Después de esas 200 millas, son aguas internacionales y el Coast Guard no tiene jurisdicción. Tenemos que verificar con NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) cómo corren los modelos que tienen con las corrientes para ver cómo nos impactaría”, afirmó.
Cuando hay un derrame, expuso, la agencia trabaja con la Guardia Costera. Agregó que en estos casos los dueños de las embarcaciones deben costear la limpieza y, de no hacerlo, las labores se pagan con fondos federales y estatales “y luego facturamos a la persona responsable”.
“Estamos vigilando esto. Estamos estudiando esto en comunicación con el Coast Guard y NOAA y estamos pendientes a la situación”, expresó Menéndez.
“De ocurrir algo, trabajaríamos en conjunto. Estamos atentos para mitigar los daños ambientales”, aseguró.
La oficina de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) en la Isla, refirió la solicitud para una reacción sobre el buque Nabarima a la Guardia Costera, que no había respondido al cierre de esta edición.
Recibe más información sobre esta y otras noticias. Pulsa aquí si eres usuario de Android o de iPhone.